Las voces prometedoras de la poesía contemporánea mexicana terminaron conmigo

Este texto generaliza algunas cosas y poco importa.
I. Hace unas semanas apareció en Cultura Colectiva un listado de 10 poetas jóvenes mexicanos que debes conocer tú que no estás leyendo esto. O sea, era uno de esos textos que te exigen un click generoso para regalarte el vacío. La leí con cierto desinterés y terminé decepcionado como siempre: ese arrepentimiento tan común al abrir algo que no queríamos pero el hastío se impone siempre. Si esta es la poesía del futuro, es mejor abandonar el país o dejar que la violencia o Peña Nieto hagan lo suyo. El autor de la lista, Diego Ceras, hace hasta lo imposible por vender la promesa, informando los premios que estos poetas han obtenido, las trayectorias tan ilustres y dignas, los reconocimientos ejemplares que el gobierno de tal estado les ha dado. Todo iba bien hasta que transcribe fragmentos de la poesía de las grandes promesas del genio mexicano:

 

El tabú femenino:

lo que oculta la mantilla, separa y corta;

llega cada mes

la mujer que complementa al monstruo

la transgresión ¿Lilith? ¿Medea

(César Bringas, ganador del premio a la mayor decepción que he tenido)

Otro asunto lamentable es que el autor de la lista, quizá haciéndole el favor a una amiga, recomienda a alguien que no tiene obra, a no ser que consideremos un planquette como tal y no un rico desayuno extranjero. Eso se perdona cuando la poesía de la chica del desayuno escribe mejor que la que publica en Tierra adentro:

Muchas dudas muchas interrogantes muchas

obviamente siempre están las preguntas
a. qué pasó b. por qué
entre mis múltiples respuestas me encontraba que
/lo tenía borrado en el cassette, eh,
lo tenía pero borrado/
eso también lo recordé hace poco/
que una vez la encontré que estaba rompiendo foto

(Yolanda Segura)

Aquí el link para que se degusten con los demás que no merecen el espacio de mi blog: http://culturacolectiva.com/poetas-mexicanos-que-debes-conocer/

 
II. Lo deprimente ya lo he escrito antes, cosa que me obligó a escribir algo de crítica (para que me dijeran poeta frustrado): lo malicioso que es el medio, lo triste, lo mentiroso y desleal y asqueroso y pedante y estúpido. Pero eso nunca será suficiente. Todo está perdido cuando sabes que la literatura es un negocio más, una cadena de oración en Facebook para que te unas a este ejercicio del vacío y dale like y comparte.
 
Aquellas ratillas están aferradas con uñas y dientes a los programas de becas y a los premios, a las recomendaciones de las páginas populares que nadie lee pero todos comparten, al gobierno que rige la poética contemporánea. No resulta sorprendente, puesto que nuestros poetas y narradores reconocidos son unos hipócritas. Por ejemplo, Elsa Cross, quien escribía con ese fervor apasionado e indignado de quien escribe poesías sobre Ayotzinapa aceptó un premio entregado por el mismo Peña Nieto. ¿Ironía o cinismo? Para eso se escribe poesía hoy en día: ganar premios y becas, reconocimiento y dinero.
 
Esta poesía de lo light y lo intrascendente, ya lo expuse, te la venden como una promesa. Cada año, en las listas de «los mejores libros» aparecen ahí sin el mérito literario, sin méritos estéticos, con la sorpresa de sus padres y padrinos. Sin embargo hay que ver cómo son estas listas: reediciones de autores consagrados, antologías de autores muertos, el libro de poesía de fulano o sutano. Quienes escriben las listas no saben ni qué libro publicado en 2016 deben recomendar, de qué amigo deben acordarse, a quién le deben un favor. Todo se siente desalmado.
 
Luego se quejan de que las personas prefieran libros de autoayuda o de youtubers, que la poesía escrita por Dante Tercero o Ashauri López sólo la pueden comprender ciertos afortunados: los elegidos, les llaman los editores de Cultura Colectiva. (Me parece lamentable que yo conozca estos nombres de memoria.) Tan siquiera los youtubers son honestos con el propósito de sus libros. Nunca ocultan sus deseos de ganar lana y lo hacen sin la pretensión de estos escribidores y poetastros.
 
Soy algo ingenuo, algo soñador, pero como muchos me han comentado, también soy sumamente exigente e injusto. Me gustaría ver a la literatura ganar al menos en una ocasión pero este ambiente, que lleva quizá décadas, jamás lo permitirá.

7 comentarios en “Las voces prometedoras de la poesía contemporánea mexicana terminaron conmigo

  1. De entrada, el formato me parece problemático. Esos enlistados (que parecen hasta copy/paste de las manías estadounidenses) ya son un lugar común que sólo expresa flojera. Ya nadie puede leer una opinión sin que esté en formato de lista.
    Y sobre los poetas: pues, como dices, eligen a los que apenas se les ocurre y conocen. No hay un verdadero trabajo de discernir ni criticar.

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    1. Yo hice algunas listas… pero pues son divertidas. Escribirlas te desahogan un poco. Hacen que no se vuelva olvido lo que has leído. Pero son listas personales. El problema con las demás es que te venden promesas. Y eso no está chido. Igual uno las lee como quien se come unas papitas, pero sin lo delicioso. Te quedas con el aire nada más.

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